Hugo Chávez: prisionero del fascismo


Al momento de asumir la Presidencia en 1999, Hugo Chávez recibió una estructura militar que en lo fundamental se alineaba con los patrones de seguridad nacional y contención del movimiento popular en América Latina impuestos por el Pentágono

El 12 de abril de 2002 representó para el Comandante Hugo Chávez Frías, junto al 5 de febrero de 1992, el día más lúgubre de su existencia por encontrarse, al amanecer de esa fecha reducido a una celda por las fuerzas del bloque histórico de poder tradicional de Venezuela. Y con él el sueño de redención y transformaciones estructurales que requería el país para incorporar a los proyectos de inclusión y disfrute de bienestar material y dignificación a millones que vivían en condiciones de pobreza crítica.

EBRIEDAD GOLPISTA

Al momento de asumir la Presidencia en 1999, Hugo Chávez recibió una estructura militar que en lo fundamental se alineaba con los patrones de seguridad nacional y contención del movimiento popular en América Latina impuestos por el Pentágono. Y sería esta cúpula castrense, con abrumador apoyo de Fedecámaras, el alto clero, mediático y los capitales extranjeros, la que dos años después, orquestará la fase cuartelaria del 11 de abril, llegando a los extremos de amenazar con bombardear Miraflores si el Presidente Constitucional no consentía sus peticiones golpistas. Como detonante del derrocamiento de Hugo Chávez, los complotados adujeron la ‘responsabilidad’ del primer mandatario, en el asesinato de 17 personas en el centro de Caracas -a manos de sicarios colocados en azoteas de edificios cercanos a la avenida Baralt, y pagados por las fuerzas desestabilizadoras-. Luego se develaría la trama del patrocinio de dichos crímenes, ejecutados por sicarios contratados del exterior por los golpistas.

PÁGINAS DE HISTORIA

En la historia de Venezuela, varios presidentes fueron detenidos en sus casas o en cuarteles como paso previo al derrocamiento. En el siglo XIX hubo dos casos: José María Vargas en 1835 por Pedro Carujo y el teniente Julián Castro; y paradójicamente este mismo, Castro, como Presidente en 1858. Aunque ni uno ni otro formulaban propuestas contra el orden oligárquico. En el siglo veinte, Rómulo Gallegos, fue retenido en su casa antes de partir al exilio, en 1948, defendiendo un programa de reformas sociales y el interés petrolero de la Nación.

En el caso de Hugo Chávez su breve derrocamiento y prisión respondió al enfrentamiento del bloque de poder tradicional, que sentía verse desplazado del centro de decisión por excelencia, el Palacio de Miraflores, y con control sobre las redes del alto comercio, industria petrolera y el grueso del empresariado privado. No obstante, la propia tarde del 12 y la mañana del 13 de abril, comenzó un renucleamiento popular y fuerzas bolivarianas en calles y cuarteles, que harían retornar a Hugo Chávez a Miraflores.

“TE QUEREMOS PEDRO”

Una de las escenas de mayor bochorno en la historia política venezolana la protagonizaron el 12 de abril de 2002 los representantes de las llamadas “fuerzas vivas”, cuando personalidades del mundo político y empresarial, medios de comunicación, jerarquía episcopal y los militares que encabezaron la asonada, se hicieron presentes en el Palacio de Miraflores para dar su aval al Golpe de Estado del día anterior, y que se perfeccionó ese 12 con la autojuramentación de Pedro Carmona Estanga -cabeza de Fedecámaras- como Presidente de la República. A diferencia de José Félix Ribas quien defendiendo la patria el 12 de febrero de 1812 en La Victoria proclamó “No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”, la frase que retrata el 12 de abril fue “Te queremos Pedro”, obsecuencia antiheroica del letrado que, por puro interés crematístico, se postra ante el hecho de fuerza, la destrucción de la constitucionalidad y entrega a intereses imperiales.

CHÁVEZ PRISIONERO

Así, en momentos en que en Miraflores se autoproclamaba Pedro Carmona Estanga como Jefe de Estado y derogaba la Constitución, cuerpos de seguridad bajo control de los golpistas, procedían sin orden judicial y en acto de de soberbia persecutoria, a detener en sus respectivos domicilios al entonces diputado Tarek William Saab y al ministro del Interior Ramón Rodríguez Chacín. E igualmente, en el centro de Caracas se arremetía contra manifestantes que reclamaban contra la violencia golpista y en la parroquia 23 de Enero y otros lugares de la Gran Caracas, se produjeron decenas de allanamientos en búsqueda de dirigentes reconocidos del chavismo, como Diosdado Cabello y Freddy Bernal. Y la embajada de Cuba era objeto de una brutal agresión y asedio por grupos fascistas.

Entretanto Hugo Chávez sería trasladado de Fuerte Tiuna -adonde había llegado ya como prisionero a la medianoche del 11 para el 12 de abril- hasta la Base Naval de Turiamo, y posteriormente a La Orchila, sitio al cual, según él denunciaría con posterioridad, arribaron individuos con instrucciones directas del gobernante de facto Pedro Carmona Estanga, para liquidarlo.

T/Néstor Rivero
F/Archivo CO
Comentarios de Facebook

Sé el primero en comentar en «Hugo Chávez: prisionero del fascismo»

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*