La Navidad de Bolívar y Rodríguez

En diciembre de 1825, ambos próceres riegan nuestra América de aguinaldos: devolución de tierras para los originarios, educación popular, la salvación del planeta y los medios de producción en manos del pueblo

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Simón Bolívar y Simón Rodríguez están en Chuquisaca en la Navidad de 1825. Hacen un balance del año que está por concluir sin ocultar la melancolía que significa para ellos ser huérfano y expósito. Bolívar pierde a su papá cuando tiene dos años y a su mamá cuando tiene ocho.

Rodríguez, a cuyos padres biológicos no conoció, pierde a Alejandro Carreño y a Rosalía Rodríguez a los 22 y a los 30 años. Bolívar recuerda la carta que escribió en Lima en la Navidad del año anterior “a los soldados del ejército vencedor en Ayacucho” por haberle “dado la libertad” a “una cuarta parte del mundo”. Allí Bolívar habla de la importancia que para Nuestramérica tiene
haber derrotado al último virreinato español: “Soldados: Colombia os debe la gloria que nuevamente le dais; el Perú, vida, libertad y paz.

La Plata y Chile también os son deudores de inmensas ventajas. La buena causa ha ganado con vuestras armas su terrible contienda
contra los opresores”.

Rodríguez le dice a Bolívar que es tal la “sed insaciable de riqueza” de Estados Unidos que harán lo imposible para que no se consolide la unión. Monroe en Norteamérica extermina indios y los sustituye por blancos.

Bolívar libera América para los indios, negros y zambos. Colombia es una amenaza para el destino manifiesto.

Ambos recuerdan la carta que Bolívar le escribió a Santander el 6 de enero de 1825, en la que resalta la importancia de que Colombia logre consolidarse: “Pues tengo la idea de que nosotros podemos vivir siglos siempre que podamos llegar a la primera docena de años de nuestra niñez” porque “las primeras impresiones duran siempre”. Rodríguez le advirtió aquel Día de Reyes que los angloamericanos intentarán sobornar a Páez y a Santander porque saben que Venezuela es epicentro geopolítico. Bolívar sabe que “el primer desorden que en Venezuela “nazca destruye para siempre hasta la esperanza, porque allí el mal será radical y penetra luego a la sangre”. Bolívar presintió “la guerra civil y los desórdenes volar por todas partes, de un país a otro y mis dioses patrios devorados por el incendio
doméstico”.

Ambos recuerdan las Navidades en Europa en 1804 y 1805, años en los que Rodríguez hizo de Bolívar un cuadro político. La Navidad
de 1806 Bolívar está solo en algún lugar del Atlántico en un barco que lo lleva hacia Norteamérica. En la Navidad de 1810 Bolívar y Miranda organizan la Sociedad Patriótica.

Luego vendría la cruenta guerra. Hacer de toda la América hispana la Colombia que trazó Miranda era el objetivo supremo: “La América toda existe en nación”. En la Navidad de 1815 Bolívar navega de Jamaica hacia Haití para solicitar apoyo al presidente Alexandre Pétion.

En la Navidad de 1816 Bolívar sigue navegando el Caribe, esta vez entre Jacmel y Margarita a bordo de la goleta Diana, gracias al apoyo de Pétion. La Navidad de 1817 Bolívar está en Angostura. El 10 de octubre había decretado la Ley de Repartición de Bienes Nacionales entre los militares del Ejército republicano, es decir, entre el pueblo. Este es uno de los documentos pioneros en materia comunal. Bolívar dice: “El Gobierno cuidará de que las particiones se hagan del modo más conforme a los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse muchos”. El 11 de diciembre de ese año Bolívar decreta la ley marcial en la que anuncia: “El pueblo libre de Venezuela se levantará en masa a tomar las armas para destruir a sus enemigos”. El 30 de diciembre Bolívar proclama: “¡Venezolanos! ¿Qué pueden oponer los tiranos? Reliquias, cuerpos desmoralizados, mal conducidos, débiles: he aquí los que
pretenden manteneros encadenados como a viles esclavos. . . Pero no, vosotros seréis libres, yo os lo puedo decir confiado en diez mil intrépidos soldados que tengo la gloria de guiar al campo del honor”. La Navidad de 1819 es una de las más importantes porque el 17 de diciembre de ese año crea en Angostura la República de Colombia. Bolívar reclutó esclavos y los transformó en libertadores. Por eso su nombre pertenece a la Historia y es ella la que le hace justicia porque nadie le podrá “quitar la honra de haber humillado al León de Castilla desde el Orinoco hasta el Potosí!”.

En 1825 Bolívar y Rodríguez riegan nuestra América de aguinaldos: devolución de tierras para los originarios, educación popular, la salvación del planeta y los medios de producción en manos del pueblo. El 28 de junio escribe a Santander desde Cuzco: “Los pobres indígenas se hallan en un estado de abatimiento verdaderamente lamentable. Yo pienso hacerles todo el bien posible: primero, por el bien de la humanidad, y segundo, porque tienen derecho a ello, y últimamente, porque hacer bien no cuesta nada y vale mucho”. El 4 de julio dicta dos decretos, en el primero se proclaman los derechos del indio como ciudadano y se prohíben las prácticas de explotación a que se le tenía sometido. En el segundo se dispone la distribución de tierras a los indígenas. El 22 de julio, Bolívar clama por la reorganización de las rentas del Estado y porque se persiga y se erradique el peculado.

El 11 de diciembre en Chuquisaca los Simones esbozan dos decretos. En el primero, organizan el sistema educativo de Bolivia: “El primer deber del gobierno es dar educación al pueblo”. En el segundo, mandan recoger y dar educación a los niños huérfanos y expósitos. El 14 de diciembre decretan que “las tierras pertenecientes al Estado se repartirán entre los naturales del país bajo de
mensura y amojonamiento adjudicándoseles en propiedad”; “serán preferidos en este repartimiento los indígenas y los que hayan acreditado mayor decisión por la causa de la independencia”; “la propiedad declarada se entenderá con la restricción de no poderse enajenar las tierras adjudicadas hasta el año 50 y jamás a favor de manos muertas so pena de nulidad”. El 17 de diciembre de 1825, ordenan realizar un censo agrícola de Bolivia. El 19 de diciembre decretan la preservación y uso racional de las aguas, la conservación y reforestación de los bosques. Bolívar no alcanza la Navidad de 1830. Rodríguez pasará las Navidades de 1826 y 1830 lejos del Libertador.

Y las de 1831 a 1853 llorando su partida. Rodríguez no llegará a la Navidad de 1854. El resto de la historia la conocemos: Herodes, Poncio Pilato, Judas Iscariote, Caifás, Barrabás, el Sanedrín,…, pero también la resurrección.

T/ Alí R. Rojas Olaya
F/ Archivo CO
Caracas

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