Era de intuirse. El salto al vacío del mal llamado “chavismo crítico”, nombre que además fue otorgado por los grandes medios de la oposición a conveniencia y beneficio, olía mal desde el principio.
Luce sospechoso no sólo que te nombren “chavismo crítico”. Algo así como un chavismo que es “menos malo” que el de Diosdado o Maduro, pues según esa lógica con Diosdado y Maduro no se puede hablar ni negociar, a diferencia de Rodríguez Torres, Germán Ferrer y su mujer Luisa Ortega Díaz, Gabriela Ramírez o Nícmer Evans.
Aunque tampoco, en el caso de Maduro y Diosdado es que el interés sea hablar y negociar, ya que de ser así no tendría sentido la guarimba y la campaña internacional para derrocar al Gobierno, negando cualquier vía de diálogo.
Al parecer ese “chavismo” es crítico en tanto y en cuanto le come línea, se queda callado y agacha la cabeza a todo lo que diga la oposición contra Maduro. Porque esa gente sí es educada, civilizada, piensa como clase media-alta, y como buen escuálido también comparte la opinión de que el pueblo trabajador no puede hacerse cargo (por bruto e ignorante seguramente) de su país con una Constituyente, por lo que debe entregarle esa tarea a las transnacionales con ellos en la gerencia media.
Y allí la fantasía es también la mejor medición de su propia desgracia: las transnacionales sentirían asco de colocar a un Nícmer o a un Germán Ferrer a administrar sus negocios aquí en un eventual gobierno escuálido. Asúmanlo: sus cuadros son tipos como Freddy Guevara o Juan Andrés Mejía, bien hablados, con estudios o diplomados en el extranjero, que lucen bien en la portada de una revista. Pero tampoco es que les importe bajarse de esa nube y que la realidad los siente de culo si lograron llenarse los bolsillos de algunos cobres, manquesea.
Valga el recordatorio en este momento: mantener el silencio cuando gente identificada con el chavismo es asesinada y quemada por guarimberos financiados por la MUD, o cuando Estados Unidos promete una invasión, o cuando el poder económico nacional e internacional amparado en Dólar Today asfixia los bolsillos del pueblo trabajador para beneficiar electoralmente a los políticos opositores, no es de chavistas.
Sin esas posturas firmes contra los poderosos (de afuera y de aquí mismo) que desde 1998 intentan desalojarnos del poder a fuerza de golpe, guarimbas y amenazas de guerra, usted es escuálido y ya, por más que Chávez le haya dado un cargo, Maduro lo haya mantenido, o porque tenga alguna historia o charla que contar con El Comandante con los qué cobrar políticamente por “el legado”.
Y quizás el elemento que le permite facturar con “el legado” es la pureza administrativa que dicen representar, la lejanía con las prácticas corruptas y mafiosas de la cual acusan al chavismo.
Diosdado Cabello informó que se iniciarían averiguaciones sobre una extensa red de corrupción y extorsión dentro del Ministerio Público de la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, integrada por varias cuentas en el extranjero abiertas por fiscales que colocan a Germán Ferrer a la cabeza.
Según Diosdado, aproximadamente (quizás más de) 6 millones de dólares tiene Ferrer en bancos extranjeros (en Bahamas, según la información), donde se concentraba lo cobrado por la extorsión a empresarios por parte del Ministerio Público.
Entonces ese salto para nada crítico y para nada inocente del antichavismo no tenía de fondo una preocupación genuina por el proceso revolucionario, o por las fallas políticas que en distintos niveles se podrían estar cometiendo, y aunque así fuera es ilógico planteárselo a un carajo que quiere acabar con el chavismo como Freddy Guevara.
Lo que tenía de fondo, en cambio, era la necesidad de mantener operativo y en expansión una especie de cártel, ya que cuando cayera el Gobierno (así lo creían, en serio) y el antichavismo mantuviera en el cargo a Luisa Ortega por los favores recibidos, se abrirían todas las alamedas del chantaje y la extorsión judicial para hacerse (más) ricos.
Sin embargo, este cártel en específico no tiene a la droga como principal producto de venta (quizás las averiguaciones digan lo contrario), sino el chantaje de ser “imputado por corrupción o no”. En esencia es lo mismo pero siempre con el escudo de “la defensa del legado y la Constitución”, que la Revolución retorne a su cauce democrático y que Maduro salga por el bien del chavismo.
Esa red de extorsión según los constituyentistas que la denunciaron chantajeaba con imputaciones a empresas con participación irregular en la Faja Petrolífera del Orinoco. Sin lugar a dudas un negocio mucho más jugoso que el de las drogas, aunque hasta ahora no se niega que este cártel judicial se dedique a eso también.
Detrás de la imparcialidad del Ministerio Público y de la celebración de la oposición por su apoyo en las guarimbas, estaba justamente esta trama oscura.
Ya de por sí las frases de Germán Ferrer y Luisa Ortega en contra del chavismo sonaban sospechosas, porque nadie se despierta de la cama opinando políticamente distinto por una epifanía, sino porque hay algo que perder (seguramente plata) o algo que ganar (seguramente plata).
Ante esta acusación en la que constan denuncias originales, parece definir la verdadera cualidad de ese nuevo espécimen escuálido: personajes involucrados en tramas y negocios oscuros que apoyan a la oposición a modo de salvoconducto para sus propósitos personales.
Pero como el Gobierno no cayó y tienen que enfrentar la justicia, ahí estará Foro Penal y otras ONGs de violación de derechos humanos para declararlos “perseguidos políticos” y cobrarles una comisión para defenderlos o esconderlos, para promocionar su figura en la ONU o la CIDH como “otra víctima del rrrrégimen”.
Germán Ferrer tenía 6 millones de razones (traducidas en dólares) para atacar con virulencia al chavismo e intentar montar junto a su esposa una dizque “transición”, entre dos supuestos polos enfrentados ideológicamente, pero unidos por la misma conducta mafiosa. Vía Panamá, quizás Mike Pence se lleve en la maleta a Germán Ferrer directo a EEUU, ahí donde los corruptos venezolanos encuentran prosperidad y se consagran como héroes.
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