Venezuela. Sesión del Consejo de Seguridad de la ONU: Una foto del conflicto global
Resumen Latinoamericano / 27 de enero de 2019
Este sábado, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) se reunió para discutir sobre Venezuela en una sesión extraordinaria convocada por el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo. El dato político de relevancia fue que Estados Unidos ni siquiera se animó a presentar una resolución donde se reconociese a Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela, tal como sucedió el jueves en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Esto es de relevancia, ya que en su alocución, Pompeo afirmó que “los países deben elegir de qué lado están; si con las fuerzas de la libertad o con la liga de Maduro y su caos”. Este intento de generar un parte aguas hacia adentro del Consejo de Seguridad que vuelve a poner en el centro de la escena la falta de respaldo a políticas de directa injerencia por parte de Washington en organismos multilaterales como la ONU y la OEA, donde hasta 2011 legitimaba, sin problemas, sus acciones.
Pompeo, además, amenazó a Venezuela al decir que Caracas “no debía poner a prueba a Estados Unidos porque protegería a sus diplomáticos y su población civil”, en referencia a la reciente expulsión del personal de la embajada de Estados Unidos en el país, y el posterior desalojo del personal no esencial de esta sede. Lo demás de su alocución estuvo centrado en tildar a Venezuela como un “títere” de Rusia y Cuba, equiparándolos, en una forzada maniobra de opinión pública, con dos imperios que controlan suelo venezolano. Una afirmación más propia de la histeria conspiranoica de María Corina Machado que de un representante de la política exterior de una potencia global.
Mientras que los países del Grupo de Lima y la Unión Europea (UE) como Perú, Brasil, Chile, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Bélgica, entre otros, mantuvieron con matices una misma línea discursiva que por tramos hizo aún más burda su condición de satélites de Estados Unidos. En el caso de los primeros, el representante de Brasil, Mauro Vieira, habló quizás un poco de más cuando afirmó que el “único diálogo posible en Venezuela es entre las fuerzas políticas que hoy controlan la Asamblea Nacional y la oposición democrática, sin considerar de ninguna manera al régimen de Maduro”.
Por su lado, el ministro del Reino Unido para las Américas, Alan Duncan, reveló la posición extorsiva de la UE cuando afirmó: “Estamos codo a codo con Estados Unidos, Guaidó es el hombre indicado para llevar a Venezuela y lo reconoceremos como presidente si no hay elecciones libres en 8 días”. Otra vez queda para la historia la nueva oportunidad perdida que deja pasar Europa para tener una posición constructiva en América Latina, como si le gustara ser un viejo continente cachifa (sirviente) de Estados Unidos.
En contraste, el representante de Rusia en la ONU, Vasili Nebenzia, se mofó de Estados Unidos cuando calificó de “bolchevique” a John Bolton, asesor de seguridad nacional de Trump, por hablar de expropiar activos y bienes propiedad de Venezuela. En ese contexto, lamentó que el tema venezolano haya llegado al Consejo como “estrategia para cambiar el gobierno de Venezuela, dado que el juego político favorito de Estados Unidos es el cambio de régimen”. Sobre el aire, casi finalizando su primera de muchas intervenciones, quedó su pregunta a Pompeo acerca de si Estados Unidos está dispuesto a recurrir a la fuerza para derrocar a un Estado soberano.
En esa dirección, China también abogó por evitar cualquier tipo de injerencia en Venezuela y resolver las diferencias a través del diálogo, acorde al consenso general en el Consejo de Seguridad de la ONU, como se pudo ver en declaraciones sucesivas de países de África y el Caribe bien acostumbrados a las constantes intromisiones de Estados Unidos en sus políticas internas.
Entre las posturas de los países de África resaltó la de Anatolio Kdoong de Guinea Ecuatorial, quien pidió no repetir intervenciones basadas en la doctrina de Responsabilidad de Proteger (R2P) como la de Libia que dejó una incontable cantidad de muertos. Por este motivo fue que abogó por una instancia de diálogo interno, al igual que Sudáfrica y Costa de Marfil, entre otras naciones de la región.
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